jueves, 20 de octubre de 2011

Après un rêve

"En un sueño encantado por tu imagen

Soñé con felicidad, milagro apasionado

Tus ojos eran suaves, tu voz pura y resonante

Brillabas como un cielo iluminado por el atardecer

Me llamaste y abandoné la tierra

Para huir contigo hacia la luz

Los cielos abrieron sus nubes para nosotros

Luces desconocidas, esplendorosas y divinas brillaron

Triste despertar de los sueños

Te llamo, ¡Oh noche! Devuélveme tus mentiras

Regresa, regresa radiante

Regresa misteriosa noche".

Gabriel Fauré

En mis sueños recurre una mujer, siempre vestida de azul turquesa. Su aspecto cambia, pero siempre viste azul turquesa. Cuando aparece, las abrumadoras aguas de los sentimientos se tornan turbias y a la vez calmadas. Me llena el deseo y la calma, la pasión y la razón, el miedo y la valentía. El sueño y la conciencia. El contacto es lo que me despierta.

A veces, sueño que vuelo. Mi cuerpo siente la caricia del viento, y mis ojos se deleitan ante una vista magnánima que parece no tener límites. Mi corazón late de prisa y siento sus latidos tan fuertes que ensordecen el canto de las aves. Me siento libre, alegre, realizado. La física es la que me atrae al piso y me despierta con un sobresalto que me recuerda que no podemos volar.

Algunas noches, me encuentro parado en el umbral entre la fantasía y la realidad. La linea que las separa es tan delgada que no logro percatarme si sigo dormido o despierto. El terror se apodera de mi, mi cuerpo no responde, mi mente se separa entre percepciones contrarias. Solo queda el sentimiento, el espíritu. El terror es lo único de lo que estoy seguro y es el que eventualmente me despierta.

Materia, Razón y Sentimiento.

El sueño nunca ha logrado evitar a los tres. Tampoco la realidad. Jamás he conocido el cielo sin ser arrastrado violentamente hacia el infierno. Jamás he probado el amargo veneno sin que se torne en dulce ambrosía. Bendecido o condenado a despertar, me pregunto si valdría la pena arriesgarlo todo para quedar atrapado siempre en el placer de un sueño o en el terror de una pesadilla. No importa, eventualmente despertamos o morimos.

Pero en el instante del despertar, es el sentimiento el que nos abruma. La mente aún se debate entre dos realidades, y el cuerpo, entumecido, comienza a moverse.

Thanatos e Hypnos. Hijos de la noche a quienes la luz del Sol nunca alcanza. Hypnos dice ser bueno con los hombres, mientras que Thanatos dice tener el corazón de hierro. ¿En verdad? ¿No es Thanatos quien proporciona el descanso eterno? ¿No es Hypnos quien se burla de nosotros con falsas promesas y quien desgarra nuestro ser mostrandonos lo que nunca podremos tener?

Después de un sueño... nada vuelve a ser igual.
http://www.youtube.com/watch?v=qRrdWhKuw